Dr. Álvaro Fernández Luna
Prof. Asociado. Universidad Europea de Madrid
alvaro.fernandez2@uem.es
@LunaFdez
El aumento en oferta y demanda de los Massive Open Online Courses (MOOC) a través de plataformas como Coursera, a lo que se ha unido la impresionante mejora de los campus virtuales, han supuesto el impulso definitivo a la implantación de la formación online en las universidades españolas. Pero como en los inicios de cualquier disciplina académica (o de un trabajo científico), hay que eliminar las variables contaminantes y prescindir de las que no aportan un conocimiento necesario, con el fin de evitar que esta situación se convierta en un cajón de sastre.
Recientemente la Junta de Comunidades de Castilla-León aprobó un Decreto revolucionario para las Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFD). Los peores presagios para los centros universitarios con una metodología “tradicional-presencial” se cumplieron cuando se dio luz verde al proyecto de “Grado Online” propuesto por la Universidad Isabel I de Castilla de Burgos. De poco o nada sirvieron los comunicados y cartas en contra enviados desde colectivos como la Asamblea Nacional de Estudiantes de Actividad Física y el Deporte, la Asociación Española de Ciencias del Deporte, Consejo General COLEF y CAFD, y la Conferencia Española de Institutos y Facultades de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Los principales argumentos que esgrimían estos escritos eran la falta de coherencia de la memoria, en la cual se indicaba una metodología semi-presencial (sin que quede claro cómo se va a llevar a cabo), la omisión absoluta de actividad física durante la carrera y finalmente, las dudas respecto al futuro desempeño profesional del alumnado.
No obstante, los colectivos mencionados se muestran a favor del uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en el ámbito académico, siempre y cuando sirvan de complemento a los elementos presenciales propios de un grado con contenido eminentemente práctico como CAFD.
Observando los contenidos del grado de CAFD en la Universidad Isabel I de Castilla, estos giran en torno a dos itinerarios: el entrenamiento deportivo, y la nutrición y actividad física. Existen únicamente los fundamentos de los deportes colectivos, y materias comunes a otros planes de estudios como la biomecánica, fisiología, métodos de investigación… No se hace mención a la gestión deportiva, así como a los deportes individuales. Además, existen prácticas de iniciación profesional durante los tres primeros cursos y finalmente unas prácticas finales externas.
Uno de las principales críticas que se hace a los MOOC es la imposibilidad de saber si realmente el alumno invierte el tiempo necesario en el aprendizaje de los contenidos planteados, y desde el punto de vista del docente saber cuál es el tiempo adecuado para las tareas planteadas. En relación a lo anterior, se asume homogeneidad en el nivel de conocimientos previos por parte de los discentes: no hay adaptación al contexto ni atención a la diversidad (no sabemos aún si se hace una prueba inicial física o teórica). Estas críticas se pueden trasladar a la metodología 100% online en grados, con la diferencia de que en el caso de los MOOC se obtiene a un diploma profesional propio, mientras que en el segundo caso se obtiene un título oficial universitario.
Mi opinión personal se une a la de los colectivos anteriormente citados, que abogan por una formación presencial o semi-presencial en CAFD. La segunda opción puede ser aceptable (y de hecho no es el futuro, es el presente) siempre que garantice un contenido práctico que conlleve la aplicación a una situación real de lo aprendido en la teoría. Y lo que es más importante, garantizando la seguridad y ejecución correcta de la actividad física por parte de los alumnos (un ejemplo de los miles existentes es el correcto uso de un multipower. Por muchos libros que se lean, se requiere un aprendizaje in situ con un profesional para utilizarlo de forma segura evitando riesgos para el ejecutante).
La metodología 100% online utilizada de forma correcta es un buen recurso para los cursos de especialización, siempre que estos incluyan ejemplos prácticos y un continuo seguimiento de los tutores. Sin embargo, la utilización de una metodología 100% online en un grado universitario de carácter práctico, en el que se forma a futuros profesionales que trabajarán para garantizar y promocionar la salud física y psíquica de las personas (desde el nivel educativo al de rendimiento deportivo) pone en duda el valor de la titulación en CAFD; ¿o acaso usted se pondría en manos de un fisioterapeuta formado únicamente con metodología online?
Además, el aumento de especificidad establecido por esta Universidad ha hecho omitir las asignaturas de gestión. Estos contenidos deben ser un pilar básico en la formación del alumnado de CAFD, ya que hoy en día los futuros profesionales deben estar capacitados para el mundo laboral, bien como empleados o empleadores, conociendo las posibles vías de gestión de las entidades públicas y privadas. Así como optimizando la calidad en sus lugares de trabajo. El debate queda abierto: ¿seguirán todos los grados universitarios este camino independientemente de su naturaleza? Como dije anteriormente esto no es el futuro, es el presente.
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