Dra. Marta García Tascón
Profesora de la Universidad Pablo Olavide. Sevilla
www.margata@upo.es
Finalizamos
el mes de marzo con otra noticia desalentadora, sigue la crisis azotando a más
sectores y en este caso al deportivo; pero del mismo modo este titular también nos
invita a reflexionar y a analizar que quizá esta crisis particular no sólo es
culpa del sistema…
El
periódico El País el 31 de marzo de 2013 publica en su sección de deportes: “La
crisis del deporte olímpico. 25
federaciones en quiebra técnica. El CSD interviene en la práctica los
gastos de algunos organismos y obliga a los 63 a un riguroso plan de viabilidad
ligado a los recortes presupuestarios”. Más información en:
Desde
hace años se viene anunciando que las Federaciones Deportivas tienen que pasar
de ser única y exclusivamente “pedidoras” de dinero y subvenciones al Estado a
ser también co-participantes y “generadoras” de ingresos para seguir con su
labor.
Sin
duda estos momentos de recesión económica invitan a generar cambios y nuevas
formas de pensar y actuar. Estamos ante un cambio de modelo y las diferentes
estructuras se deben acomodar a nuevas estrategias y planificaciones.
En
este cambio de modelo, no sólo se debe aplicar el sentido común, muchas veces
poco utilizado, sino que se debe tener en cuenta otro elemento como es el
análisis del grado de profesionalización que hay en las diferentes juntas
directivas, técnicas, etc. El artículo indica que “las auditorías revelan que
muchos presidentes cobran lo que un secretario de Estado, algunos tienen
sueldos anuales de 60.000€”.
Atendiendo
a la consideración de “profesionalización”, invito a los lectores a revisar la aportación
realizada del compañero Jorge García Unanue sobre la regulación profesional en
el deporte y a reconsiderar si verdaderamente los Grados de Ciencias del
Deporte y la legislación vigente atiende y da respuesta a una adecuada
formación en Gestión Deportiva.
Del
mismo modo, debemos reflexionar sobre el apunte del artículo donde indica que
era habitual que a las competiciones acudieran más directivos que deportistas,
utilizaran billetes de primera clase, comidas desbocadas, etc.
Este
cambio de acción donde en tiempos de bonanza es más difícil detectar el
descontrol y el despilfarro, pero que en tiempos de recortes, se analiza todo
dos o tres veces antes de dar un paso, lleva a la exigencia de realizar planes
de viabilidad, es decir, plasmar en un documento el análisis y la reflexión de
los ingresos y gastos de la actividad que se trate, en este caso del
funcionamiento de la Federación para que permita a la misma evaluar la
rentabilidad económica de su proyecto.
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