Dr. José Luis Felipe Hernández
Dr. Pablo Burillo Naranjo
Ya ha empezado la Eurocopa. Ya ha
comenzado España a defender su cetro. Tras la primera jornada poco se ha
hablado en este país de Özil, CR7, Robben o Benzema. De lo que más se ha
hablado es del estado del césped del Arena de Gdanks. Un estadio
arquitectónicamente impresionante, pero cuyo estado del césped ha dejado malas
impresiones. Incluso ha sido señalado en alguna ocasión como el responsable del
primer “pinchazo” de La Roja (palabras de Xavi al término del partido “El césped es un desastre; es lamentable
jugar en un campo así”).
Italia, cumpliendo con su
derecho, solicitó que no se regase el terreno de juego en la previa del partido
ni durante el descanso, por lo que el césped estaba lento en exceso,
perjudicando al juego de la Selección. Pero lejos de entrar en debates
futbolísticos, la pregunta que os lanzamos es: ¿Sería viable incorporar el
césped artificial en una Eurocopa?
La respuesta de la mayoría de los
futbolistas y entrenadores es clara. NO.
Pero, ¿y la organización? No
vamos a entrar en el debate de si es más económico el césped artificial que el
natural, pero, ¿acaso es buena publicidad para un organizador de un torneo de esta
envergadura que el protagonista sea el terreno de juego y no las Megaestrellas?¿Los
patrocinadores del evento y de estas estrellas, que son los que realmente pagan
todo el circo del fútbol, desean que se hable de los protagonistas o del estado
del campo?
En el Mundial de Sudáfrica, en
los estadios donde el terreno de juego corría el peligro de ser el protagonista
se instaló, junto a la hierba natural, el césped artificial. ¿Alguien se quejó?
¿Acaso la prensa se hizo eco de que en el Mbombela Stadium, donde jugaron entre
otros Argentina, había césped artificial? No. ¿Por qué? Simplemente porque el
césped no fue el protagonista. Estoy seguro que los periodistas que allí
estaban para cubrir el partido ni se percataron que el terreno de juego era
mixto.
Actualmente el césped artificial
no puede competir frente a un terreno de juego de hierba natural en perfecto
estado, pero si la hierba natural no cumple con la calidad exigida
(cualitativamente) para un torneo internacional, ¿qué hacemos? Si nos guiamos
por los prejuicios hacia esta superficie, entonces no puede competir. Frente a
los prejuicios infundados poco se puede hacer. Pero si nos ceñimos a datos
cuantitativos de los últimos estudios científicos, sobre un bajo riesgo de
lesión, una calidad de juego aceptable, una homogeneidad de la superficie ante
cualquier circunstancia,…, entonces estaríamos hablando de una posibilidad a
tener muy en cuenta. Precedentes no faltan. Calidad tampoco.